Sangue Rossonero... MILÁN PARA SIEMPRE

(Sangre Negra Roja)

Sangue Rossonero... Milan Forever... es la segunda parte de mi biografía de varias partes. En el segundo volumen cuento mi amor por el AC Milan,

a la Squadra Azzurra ya Eros Ramazzotti. Sin embargo, también sobre la historia de los grandes clubes de fútbol italianos. Y cómo se ha desarrollado el fútbol en los últimos 30 años, qué ha significado para mi vida. Para mí, estos tres pilares emocionales siempre han sido un apoyo en las etapas difíciles de mi vida. Entre otras cosas, también cuento los altibajos como golpes del destino en mi vida. El fútbol y Eros Ramazzotti me convirtieron en la persona que soy hoy. Adicto a las emociones y en constante búsqueda de reflejos emocionales. En mi página web www.michelangelo-difranco.com,

Puedes encontrar más información sobre mí,

y también algunas muestras de lectura sobre mis obras.
¡A menudo se reían de mí por mis sueños! Puedo vivir con eso ahora. Porque por un lado logré realizar mis sueños,

por otro lado, mi palacio de la memoria es rico en experiencias emocionales
.Y recién comencé a vivir mis sueños

Extracto de... hora cero

Durante mucho tiempo…, todos los días quiero decir sin exagerar, los recuerdos de junio y julio pasados pasaron por mi cabeza. En una montaña rusa de emociones, sufrí casi una agonía. No hay dolor comparable a una pierna rota o una abrasión en la piel. No, fue una tensión tremenda para mis nervios. Estaba realmente mal y muchas veces deseaba que todo fuera solo un mal sueño. Simplemente no quería aceptar lo que había sucedido. Cuatro minutos de descuento, gol del empate de Wiltord, peligrosa entrada de Trezeguet a Toldo en la prórroga y finalmente su último remate a la portería italiana. Oh Del Piero, oh Del Piero. Todavía recuerdo con mucho cariño la temporada 95/96. Cuando la Juve ganó la Champions League contra el Ajax en el Estadio Olímpico de Roma con Vialli, Ravanelli, Padovano y el floreciente talento Del Piero. Roberto Baggio fue vendido al AC Milan dos años antes. Se esperaba que Del Piero siguiera sus pasos. Bueno, ciertamente lo hizo. Los éxitos de la Juve en los últimos años hablan claramente de él. Pero ha habido algunos momentos en la carrera de Del Piero en los que le hubiera deseado mejor suerte y un poco más de insensibilidad. Por ejemplo, en aquel entonces, en la final ante el Ajax que acabamos de mencionar, tuvo la oportunidad de provocar la decisión preliminar para la Juve a pocos minutos del final de la prórroga. En ese momento todavía estaba en la etapa de un gran talento. Es por eso que realmente no puedes culparlo por esta oportunidad de gol perdida. Al final, la Juve ganó el título. No fue realmente el héroe de dicha temporada y tampoco del juego final mencionado. Uno recuerda más a protagonistas como Ravanelli, que le dio la ventaja a la Juve por 1-0. O Angelo Peruzzi, que se transformó en una auténtica máquina de matar en los penaltis. Finalmente Vladimir Jugovic, que convirtió el penalti capital. Incluso entonces, Del Piero podría haberse convertido en un héroe para las edades de un gran equipo. Lo que siguió fueron las dos finales de los años siguientes contra el Borussia Dortmund y el Real Madrid. En ninguno de esos dos partidos Del Piero pudo convencer. El único destaque ante el Dortmund, su gol de tacón al arco intermedio. Pero nunca fue la figura principal o el jugador que podía decidirlo todo, como alguna vez lo hicieron Vialli o Ravanelli. En última instancia, sufrió dos lesiones graves en la rodilla en los años en los que un gran talento maduraría hasta convertirse en una estrella mundial. Ciertamente, estas lesiones lo han hecho retroceder una y otra vez. Pero después de todos estos altibajos, el 2 de julio de 2000, tuvo la oportunidad de ganarse finalmente el corazón de todos los italianos. Pero en cambio falló dos ingeniosas, dos ocasiones de gol absolutamente al 100%, que fueron iniciadas por Francesco Totti por un lado y por Massimo Ambrosini por el otro. Como muchos otros italianos, sentí las más variadas emociones al escuchar su nombre mucho después de ese final. ¿Fue odio, fue decepción o fue ira? Pero luego las emociones se desplomaron en una combinación de lástima, esperanza y confianza de que este eterno talento, este carismático jugador finalmente tenía que encontrar el coraje y la voluntad para dejar que el león saliera y llevara a su equipo a liderar a Alemania hacia su cuarto triunfo en la Copa del Mundo. Porque esta podría ser su última oportunidad de hacer grandes cosas para la Squadra Azzurra. Aunque seguirá siendo un eterno Juventini, las lágrimas también correrán por mis mejillas por él cuando, como Franco Baresi y Marco van Basten, dará sus últimas vueltas sobre la alfombra verde dentro de unos años.

Sí, muchas veces estos Wiltords, Frisks o Trezeguets me habían acompañado en mis pensamientos y sueños. Ese mes de Campeonatos de Europa creó un vínculo entre la selección italiana y yo que no podría haber sido mayor. Era mucho más que una simple religión. En ese momento, este equipo, junto con la AC, era mi propósito en la vida. Por la noche, cuando llegué a casa, no había fútbol. Todavía eran las vacaciones de verano. Con la esperanza de los juegos de preparación de los equipos de clubes alemanes para la nueva temporada, contra los equipos italianos, compré la Gazzetta dello Sport casi todos los días para conocer las nuevas fechas de los juegos. Ya había ido a Berlín para un partido amistoso entre Milán y FCB. Pero desafortunadamente no tuve suerte. Pero en algún momento a mediados de agosto, mientras estaba trabajando, me golpeó la epifanía. En dos años… bueno, en realidad, si cierras los ojos, faltaban poco menos de 18 meses para la próxima Copa del Mundo en Japón y Corea.

Para mi alegría, recordé que teníamos a Hungría y Rumanía como rivales en el grupo de clasificación. No tuve que preguntarles a Pino y Leonardo qué estaban haciendo el 3 de septiembre. Como estaba bastante familiarizado con este rincón del este de Europa desde mi tiempo con Christin y sus padres, que pasaban muchas vacaciones en Hungría, ambos estaban muy entusiasmados con la idea de ver el primer partido competitivo de Italia en vivo después del Campeonato de Europa. En el momento de mi destello de inspiración, Pino y Leo estaban en Bella Italia, tomando el sol. Así que todas las precauciones fueron decididas por SMS. Sabía que mis dos amigos vivían largas noches allá en Roma y Puglia. Pero eso no me impidió enviarles mensajes de texto de buenos días a ambos todos los días a las ocho en punto. ¿El contenido de esta noticia?... por supuesto los días que quedan hasta el enfrentamiento en Budapest! Oh, recuerdo con qué frecuencia las respuestas eran más bien cortas y no exactamente amistosas...

"Sí, genial, nos vemos entonces". o

"¡Todavía estoy dormido, vagabundo!"

... Oh, sí, me dio un gran placer despertarlos a ambos. Leo a menudo no respondía hasta bien entrada la tarde. Los dos llegaron a Augsburgo a tiempo para el fin de semana anterior al 3 de septiembre, así que pudimos discutir nuestros planes con un par de cervezas. Bueno, los tres no deberíamos embarcarnos en nuestro gran viaje. No, un cuarto se unió a nosotros. Uno que Pino y yo conocíamos muy bien. Por un lado de las tardes de los domingos, de jugar al fútbol en el Kuhsee (ahí es donde siempre nos reuníamos con algunos amigos para echar un rato). Por otro lado, de largas noches de fiesta, como en el Tropicana, el Palazzo o el PM de Untermeitingen (las discotecas de moda de la zona de Augsburgo en aquella época, entre 1992 y 2000). Hansi era jodidamente genial. Un chico correcto con el que siempre se podía contar. Al igual que yo, siempre tuvo una gran necesidad de comunicarse, aunque en un sentido positivo. Por cierto, Hansi era rumano y había estado a menudo en Budapest. Lo cual, por supuesto, solo era práctico para todo el proceso. El Sr. Wimmer fue el mejor jefe que he tenido. También extremadamente paciente cuando se trataba de mis hilanderías. Dios sabe que realmente no fui un aprendiz fácil. Sin embargo, cada año nos entendíamos mejor. En algún momento yo también crecí y por supuesto más responsable. Conseguí los tres días libres de sábado a martes sin ningún problema. Así que pude preparar mi auto para el largo viaje sin estrés, preparar provisiones y finalmente empacar las banderas en el auto. Por supuesto, la cámara de video y mi cámara también estaban incluidas. La única preocupación que aún tenía era que aún no habíamos reservado una habitación de hotel en Budapest. También les había prometido a mis amigos que organizaría todo antes del viaje. Mi suegra estuvo un tiempo en Budapest haciendo trabajos de montaje. Fue capaz de recomendarme una casa de huéspedes barata en Budaörs, un suburbio de Budapest, con cuyo dueño todavía era muy buena amiga en ese momento. A las tres de la tarde, después de despedirme cariñosamente de Katharina, comencé a reunir a la pandilla uno por uno, por lo que Hansi decidió muy tarde que debía participar. Es decir, sólo cuando Pino y yo ya íbamos de camino a Leo. Giuseppe estaba terriblemente molesto...

"¿No pudiste comprobar eso antes?

¿Viene conmigo?

"Quería llamarme pero se olvidó

¿qué puedo hacer al respecto?

Ahora se va conmigo. ¡Así que cálmate!«

"Puede ser divertido

espero que tengas las habitaciones

y reservó las entradas.«

'No te preocupes Pino, todo arreglado.

Estás durmiendo esta noche

plumas húngaras reales,

y si tienes suerte no solo.«

Milán